Si bien cuando hablamos de “enshitiffication” en la tecnología normalmente nos referimos a hardware y software, hoy tuve una conversación muy interesante con colegas que también, como yo, regresaban de sus vacaciones. Queda claro que los mismos problemas que vemos en las redes, teléfonos móviles e internet lo podemos apreciar en otro sector: los coches.
Pues sí, el común denominador en los tres es que el único problema que tuvimos durante las vacaciones fue con el coche... y los tres por lo mismo: los coches modernos que se creen inteligentes y no lo son.
Yo les contaba que alguien me golpeó el coche por atrás, pero un golpe muy muy suave, íbamos despacio, así que no le pasó nada a ninguno de los dos coches y el señor se disculpó y le dije que no pasaba nada y nos dimos la mano y cada cual se fue por su lado. Pero resulta que mi coche tiene docenas de sensores ïnteligentes” y uno de ellos, aparentemente especializado en colisiones, indicaba una alerta que no me permitía mover el coche a menos que llame primero al servicio de asistencia y ellos envíen a alguien a revisar que, efectivamente, no tenía daños mayores y era seguro conducir. Porque claro, yo soy un subnormal que quería conducir un coche en malas condiciones, así que necesitaba ayuda. Por el teléfono traté de explicarle a las personas al otro lado que no era un imbecil, que el coche no tenía nada, que tenía mejores cosas que hacer que esperar. Pero no se pudo. Un par de horas perdidas.
Uno de mis colegas se había viajado a su casa en Portugal, en la que tiene una rampa de acceso al estacionamiento un poco angosta y de pendiente pronunciada, pero que él ya conoce de toda la vida de entrar y salir de casa. Pero ahora su nuevo coche “inteligente” con docenas de sensores no le permitía salir, porque calculaba el ángulo y la distancia a las paredes y sentía que las ruedas resbalaban un poco por la arena y entraba en crisis. No se movía. Digo, a pesar que había bajado sin problemas. Tuvieron que llamar al servicio a que desactiven los sensores remotamente y así salir sin problemas.
Y el tercero de mis colegas, que estaba en Francia con un Peugeot, vio como el coché de un momento a otro simplemente se volvió loco. Se le encendieron todas las alertas y todas las luces. Llamó a la Peugeot (él es francés, así que sin problemas por el idioma) y solo le podían dar cita en dos meses… mientras tanto el auto no servía, si apagaba el motor una vez más ya no iba a encender otra vez. No le quedó otra que manejar 15 horas desde Normandía hasta Madrid sin apagarlo.
La modernidad mis amigos, el futuro.